Hoy se inaugura elBulli1846, museo situado en el mismo espacio que desde 1962 ocupó el ya mítico El Bulli, restaurante que fue buque insignia de la gastronomía contemporánea, especialmente en la última década del siglo XX y los primeros años del siglo XXI. Pero no sólo se trata del emplazamiento de un museo, sino también de la sede de elBullifoundation, la fundación privada que se creó después de el cierre del El Bulli en junio de 2011 y que ha seguido la labor de innovación que se inició en el restaurante, muchas veces trascendiendo el campo de la gastronomía.
El recién estrenado museo tiene un triple objetivo: salvaguardar el legado de El Bulli, promover la innovación y generar contenido de calidad sobre la restauración gastronómica. Se trata de un espacio que cuenta con más de 3000 metros cuadrados y que ha sido renovado por el arquitecto Enric Ruiz-Geli, que ha mantenido algunos espacios del restaurante original añadiendo nuevas áreas como el ámbito donde se expone la documentación que se generó durante la larga vida de El Bulli o la estructura cupulada y con apariencia de cueva que cierra el recorrido. Para quien esté interesado en visitarlo, abrirá todos los años en calidad de museo, de junio a septiembre. El resto del año, se reservará para ser un espacio de formación, investigación y creación.
La visita se inicia en el espacio exterior que contiene una serie de instalaciones que sirven de apoyo para explicar desde la idea de cocina o la evolución culinaria según Ferran Adrià, hasta las bases del sistema creativo y de innovación que fundamentaban la cocina de El Bulli.
Después del recorrido exterior se llega al espacio que ocupaba el restaurante donde el visitante aprende la historia del establecimiento desde sus inicios. La terraza, con vistas a Cala Montjoi, es el espacio elegido para hablar del nacimiento del local de manos del matrimonio germano de Hans y Marketta Schilling, que empezó como un minigolf, que luego pasó a bar de playa, hasta que en 1964 se convirtió en el primer restaurante El Bulli.
En la terraza también se narra la incorporación de Ferran Adrià y Juli Soler, seguida de la de Albert Adrià. Este equipo fue el que poco a poco inició la revolución gastronómica que supuso la cocina de El Bulli. Desde la terraza y el recibidor se pasa al comedor, donde a través de la recreación histórica, apoyada en proyecciones y documentación, se aproxima al visitante a lo que fue la experiencia gastronómica de El Bulli. A continuación está el espacio, que probablemente constituya el núcleo de la visita, el de la cocina. Allí se muestra el proceso creativo de los platos en un espacio que recuerda a un laboratorio científico, comparación que no es en vano ya que en la creación innovativa de los platos se juntaba desde la química o la creación artística hasta el diseño de platos, recipientes o cubiertos.
Vista de la terraza desde la entrada del antiguo El Bulli
Hay que destacar que todo el discurso expositivo se apoya de una forma muy acertada en la exposición de material de archivo: ya sea los menús, las órdenes de cocina, las libretas donde Ferran Adrià ideaba los platos o la correspondencia de los comensales. También fotografías y publicaciones que a lo largo de los años generó el restaurante y sus huéspedes. A nuestro parecer, el tratamiento de la documentación desde un punto de vista archivístico es excelente ya que está íntimamente ligada al relato que se quiere transmitir.
Siguiendo el recorrido, en la parte superior al restaurante y la cocina se expone el grueso de la documentación histórica de El Bulli, que incluye testimonios de comensales, reconocimientos y premios internacionales, publicaciones y objetos relacionados con el restaurante. Se trata de una sala que a la vez es museo y archivo. De una forma ingeniosa e innovadora han sabido concebir en un mismo espacio lo que tradicionalmente se concibe como dos espacios distintos e inconexos. La habilidosa fórmula que han encontrado de fusionar los dos espacios es a través de: crear el discurso expositivo sólo con material de archivo y también por la utilización de unos armarios en la parte baja de las vitrinas de exposición que conservan el resto del material documental no expuesto.
Espacio de la cocina con recreación de platos y proyección de vídeo
Sala de museo y archivo de elBullifoundation
Finalmente el recorrido lleva al visitante a un espacio cupulado, con revestimiento que recuerda a la piedra del entorno de la zona y que en el interior simula una cueva natural, donde se proyecta un video a modo de resumen de lo que supuso para la gastronomía mundial la cocina revolucionaria de El Bulli.
Así como Velazquez elevó la condición de la pintura, que en ese momento se entendía como artesanía, a la categoría de arte liberal y noble, en el proyecto de elBullifundation, Ferran Adríà consigue, a través de su visión revolucionaria de la cocina, llevarla a un siguiente nivel, es decir, explorar nuevos caminos vinculados al ámbito científico, al arte o la filosofía. En El Bulli se concebía el menú degustación como una obra global, donde cada elaboración interactuaba con las otras conformando un todo interconectado, que incluye la comida, pero también el espacio, el servicio o incluso el diseño de cubertería y platos o recipientes.
Esta visión holística es la que se aplica en el método de trabajo Sapiens que Ferran Adrià y su equipo han destilado de sus experiencias en el restaurante y que se puede aplicar a otras disciplinas. En este sentido nos gustaría destacar las palabras que nos dijo Lluís García, director general de elBullifoundation: “La gastronomía es un vehículo amable para llegar a otros conocimientos”, que a nuestro modo de ver resume lo que ha supuesto la gastronomía de El Bulli.
Por último nos gustaría agradecer la cálida bienvenida y las pacientes explicaciones que nos dispensaron Lluís Biosca y Lluís García sin olvidar a todo el personal que amablemente nos atendió.
Imágen de cabecera: Vista exterior de elBulli 1846.
Inmaculada López Zurrón
Directora de edición en España de Archivoz Magazine
Historiadora del arte experta en gestión cultural, documentación y archivos. Con experiencia en la Gestión Documental, Archivos y Bibliotecas en diferentes instituciones españolas. Actualmente trabaja como records manager en el Banco Europeo de Inversiones.
Ignasi Gil Honorato
Editor de contenidos, corrector y traductor en Archivoz Magazine
Graduado en Historia del Arte por la Universidad de Girona, cursó el Master en Edición en la Universidad Pompeu Fabra.