La historia familiar es un tema de interés en muchos países de Europa, sobre todo cuando el acceso al registro civil y a los archivos públicos y/o religiosos, necesario para encontrar información sobre antepasados, está garantizado para los ciudadanos. Cuando estas condiciones están reunidas, los genealogistas suelen constituir una parte importante de los usuarios de archivos, sea de forma presencial o, gracias a la digitalización de la información que necesitan, en sus páginas web.
Agregando a su colección personal de archivos de familia las copias de archivos, fotografías etc., obtenidas en centros de archivos o por terceros, los genealogistas constituyen colecciones únicas, pero con elementos compartidos. Son fondos necesariamente abiertos, ya que la búsqueda genealógica no tiene fin. Los genealogistas también se convierten en productores de archivos, en particular de archivos orales, cuando entrevistan a familiares para obtener nuevos datos y preservar la memoria familiar, desarrollando estrategias propias según las características de la persona entrevistada y el tipo de información que desean obtener.
Pronto aparece el dilema de la organización de la información colectada, de lo que se desea compartir y de lo que se prefiere conservar privado. En Geneanet, más de 5 millones de miembros comparten no solo su árbol genealógico, sino archivos digitalizados, fotos de familiares, de sepulturas, y toda clase de índices genealógicos. Hace algunos años, el árbol era el resultado final de una búsqueda genealógica: hoy es más bien una herramienta interactiva que permite gestionar todos los medios vinculados a las personas que lo componen. Como los inventarios archivísticos, disponen de puntos de acceso y materias (apellidos, lugares, tipos de archivo etc.). Hay tantas maneras de gestionar archivos familiares como genealogistas. Una parte de nuestro trabajo consiste en comprobar que encontrar información en la base de datos sea lo más fácil posible, sea cual sea la manera de ortografiar o organizar la información de los usuarios. Todos los usuarios no comparten lo mismo: algunos no dudan en poner en línea sus fotos antiguas, otros consideran que si las publican, se harán copias, y prefieren quedar el único detentor de los originales. De hecho, las herramientas actuales de colorización y animación de fotos transforman el archivo original, y estas opciones generan el deseo de poner imágenes en la red. También es posible compartir solo la parte más antigua del árbol genealógico, para proteger los datos de personas en vida. Como se pueden hacer búsquedas automáticas en los contenidos de Geneanet basándose en el propio árbol genealógico, el programa también es utilizado por historiadores o eruditos que lo usan para hacer prosopografía, y algunos usuarios adaptan parte del programa. Por ejemplo, un sistema de listas que originalmente había sido diseñado para ingresar títulos de nobleza, en la práctica sirve para reunir todo tipo de personas, como condecorados, inmigrantes, muertos durante una guerra, etc.
Los usuarios no solo gestionan su propia base de datos: también inician o participan en proyectos colaborativos, que permiten crear bases de datos específicas, con el objetivo de ayudar a otros genealogistas y a historiadores. Sean archivos digitalizados por los propios usuarios o por instituciones, se pueden agregar a Geneanet para ser indexadas por la comunidad de genealogistas. Los convenios realizados entre Geneanet y archivos, universidades o asociaciones les permiten obtener indexaciones de fondos demasiado complejos o costosos para una indexación automática. Entre estos proyectos, contamos con la mayor base de datos de soldados de Napoleón – de momento, son más de 1,3 millones de personas de toda Europa -, y un índice de expedientes de personas vigiladas por la policía entre 1880 y 1940, conservado por el Archivo Nacional de Francia, donde figuran muchos inmigrantes. Como para los árboles, tenemos que asegurarnos de que las bases tengan la mejor calidad posible. La comunidad ejerce una moderación colectiva, que permite comprobar las ortografías o los datos alternativos en caso de duda. Algunos genealogistas optan por compartir información que les resulta útil a nivel personal, como índices de registros civiles o eclesiásticos de localidades donde tienen una gran cantidad de antepasados. Por otro lado, hay quienes valoran la posibilidad de trabajar juntos, ya sea de manera virtual o en las salas de lectura de archivos.
La democratización de la genealogía ha permitido a muchos ciudadanos descubrir los archivos. Personas que nunca estudiaron archivística se preguntan cómo datar y conservar fotos o documentos, realizan tipologías, trabajan juntos… e incluso ayudan instituciones e historiadores con proyectos que no podrían desarrollarse sin voluntarios. Este fenómeno refuerza la importancia del acceso de la ciudadanía a los archivos. Estos tienen mucho que ganar favoreciendo la indexación o la digitalización de algunos de sus fondos, teniendo en cuenta que se puede a la vez proteger los derechos de las instituciones, y permitir la creación de obras derivadas. En todo caso, nos alegramos de poder ayudar a archivistas, genealogistas, historiadores, artistas, y a toda clase de ciudadanos a través del mundo.
Árbol colaborativo de la masacre de Oradour-sur-Glane (5 personas en la imagen fallecieron en la masacre en 1944). Geneanet.
Imágen de portada: Panel de gestión de documentos de un árbol familiar. Geneanet.
Maialen Berasategui
Jefa de Proyectos Internacionales en Geneanet
Historiadora hispanofrancesa, graduada de la Sorbona. Antes de trabajar para Geneanet, una plataforma de genealogía donde los apasionados de historia familiar comparten sus árboles y sus archivos, estuvo trabajando en el Memorial de la Shoah de París, donde se custodian numerosos archivos de familia.
Muy interesante