Los inicios del cine español son más antiguos de lo que el público general cree. Si bien los nombres de los primeros cineastas, como los hermanos Lumière, son conocidos por todos, no ocurre lo mismo con los pioneros de este arte en nuestro país. Es posible que se deba a una escasa difusión de las primeras piezas cinematográficas, y a que, debido a la escasa calidad de las mismas por cuestiones técnicas, pueden resultar menos atractivas para el público actual que algunas obras anteriores. Pero son una excelente fuente de información para conocer la vida cotidiana de España a finales del siglo XIX. Un ejemplo de ello es el cortometraje «Salida de misa de doce de la Iglesia del Pilar de Zaragoza».
Se trata de una breve obra de apenas doce segundos de duración, del año 1897, en la que podemos ver a los feligreses que abandonan el, parece ser, abarrotado templo. Su autor fue Eduardo Jimeno, cineasta también zaragozano cuyo primer trabajo, unas maniobras del ejército cerca del Ebro, no pudo ver la luz por problemas en la iluminación. Este cortometraje está rodado en un balcón cercano a la iglesia, lo que explica el plano picado.
Eduardo Jimeno fue uno de los pioneros del cine español. Su padre, también llamado Eduardo Jimeno, compró un aparato Lumière por 2.500 francos y algunas películas, y el hijo puso en marcha un salón de cine poco después, y sus descendientes se dedicaron a la exhibición cinematográfica hasta la década de los 60.
Hoy en día, este cortometraje es parte de una colección vinculada a la casa Lumière, que lo adquirió en subasta en 2004.