Vivimos en un entorno en el que constantemente hay imágenes en movimiento a nuestro alrededor. Pero en 1897, esto fue sorprendente, nuevo y completamente revolucionario. Era una forma diferente de ver el mundo.

En 1939, el MoMA adquirió un tesoro multimedia de valor incalculable: treinta y seis bobinas de impresiones y negativos de nitrato de 68 mm realizados en los primeros años del cine, es decir, en

los inicios de las primeras películas de los hermanos Lumière. Se trata de unos archivos cinematográficos únicos en el mundo, ya que los documentos supervivientes de la compañía cinematográfica Biograph están en esos carretes. En ellos, destacan imágenes inéditas de la reina Victoria de Inglaterra en movimiento, que pueden verse en el vídeo que acompaña a este artículo.

Los archivos cinematográficos del MoMa se pueden visitar en la localidad de Hamlin, Pensilvania, donde la labor de archiveros y restauradores ha hecho posible el volcado al formato digital de estos documentos irreemplazables. Entre ellos destaca la labor del curador Dave Kehr, que ha hecho posible que el espectador pueda ver la primera película con la misma visión expandida e inspirada en el asombro que, sin duda, vivieron los primeros espectadores, así como la del responsable de preservación multimedia del MoMa, James Layton, que muestra en el vídeo la labor que realizan.

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