En la década de los años veinte, la expansión del cine sirvió de trampolín para las vanguardias. Una de las más importantes fue el expresionismo alemán, del que salieron piezas tan emblemáticas como “Nosferatu”, de Murnau (1922) y la más conocida: “Metrópolis”, de Fritz Lang (1927). En este movimiento servía para reflejar los convulsos años que siguieron a la Primera Guerra Mundial y al gran cambio que implicó en la sociedad de forma profundamente subjetiva, a menudo desde una perspectiva impactante y terrorífica. En este contexto podemos encontrar una obra muy poco conocida que, de no haber sido de origen danés, hubiera entrado con total seguridad en este movimiento.

Se trata del film “Häxan, la brujería a través de los tiempos” del año 1922. Fue pionera en el formato de falso documental, muy utilizado en décadas posteriores dentro del cine de terror en películas como “El proyecto de la bruja de Blair” u “Holocausto caníbal”. Narra la historia de la visión de la brujería a través de los siglos, aunando las imágenes oscuras y terroríficas con temas como la lucha del bien contra el mal y una fuerte crítica social. Sin duda, una joya documental poco conocida a pesar de ser una de las madres del terror.

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