Uno de los aspectos menos conocidos del rey Alfonso XIII es el de productor, guionista y aficionado al naciente cine erótico. Las entonces llamadas “películas sicalípticas” apenas comenzaban a crearse en otros países, como Estados Unidos, y siempre en entornos cerrados y con una distribución muy limitada, debido a la censura. Vistas con los ojos de hoy no resultan excesivamente escandalosas, pero en aquélla época la mentalidad era muy distinta.
En relación a las producciones del rey, se sabe que las filmaciones eran obra de los hermanos Ricardo y Ramón Baños, que fueron testigos de la aparición de las nuevas formas de arte a comienzos del siglo XX, entre las que el cine crecía tanto en calidad como en popularidad. Ricardo Baños fue parte de eclosión de las vanguardias en el París de principios de siglo, mientras que su hermano se dedicaba a realizar documentales en las sociedades tribales del Amazonas.
Tras su vuelta a España, estos pioneros del cine comenzaron a recibir el encargo de un misterioso mecenas para realizar este tipo de cortometrajes. Como se puede imaginar, se trataba del rey Alfonso XIII. Se sabe que se realizaron tres películas para el disfrute personal del monarca, que durante años se dieron por perdidas. Hoy en día, están resguardadas en la Filmoteca de Valencia y se han podido digitalizar para su preservación.