Teatro. Asombra pensar la cantidad de sensaciones que provoca una palabra de apenas seis letras: esfuerzo, planificación, creatividad, entretenimiento, ovación, abucheo. De igual manera, son muchas las emociones que experimenta quien acude al Archivo Regional de la Comunidad de Madrid y conoce los fondos teatrales que se conservan en él, testimonios de valor incalculable que permiten asistir como espectador privilegiado al nacimiento y desarrollo del teatro madrileño desde mediados del siglo XVI hasta finales del siglo XX.

Este fascinante recorrido de cuatrocientos años por la escena madrileña comienza poco después de que en 1561 Felipe II decida instalar la Corte de forma permanente en la villa de Madrid. Surgen en ese momento las cofradías de la Pasión y de la Soledad, entre cuyos cometidos está el de socorrer a los más necesitados a través de diferentes instituciones, como el Hospital General y de la Pasión o la Inclusa de Madrid. Y, con este fin, ambas cofradías obtienen autorización para representar comedias en determinados sitios y edificios, lo que, además de controlar la temática de las obras que se muestran, les permite encontrar una importante vía de financiación de las instituciones que gestionan.

Nacen así los corrales de comedias de la ciudad, entre los que pronto destacan el Corral de la Cruz y el Corral del Príncipe, ambos con una larga y exitosa trayectoria, pues el primero abre sus puertas hasta mediados del siglo XIX y el segundo, por increíble que parezca, continúa en funcionamiento con la misma fama que tuvo en sus inicios, aunque su nombre haya cambiado y hoy se le conozca como Teatro Español.

Desde sus inicios, los corrales madrileños acogen a los autores teatrales de cada época y se convierten en el telón de fondo imprescindible de ese período único que es el Siglo de Oro. Y si esto es relevante, lo es más la extraordinaria y desconocida labor documental que realizan durante siglos sus administradores, plasmando en diversos documentos la detallada contabilidad que les permite distribuir entre diferentes instituciones asistenciales los beneficios obtenidos por la venta de entradas a las obras, por la venta de agua, fruta o comida durante las representaciones o por el alquiler de las celosías de los corrales. Contaduría a la que se añaden los excepcionales documentos que detallan las actividades y trabajos previos necesarios para llevar a cabo las obras de teatro, desde la construcción de escenarios y decorados a la pintura de los mismos, pasando por la contratación de personal y actores para las obras.

Contrata con Diego de Robles. 1583. ARCM, signatura 5083/2. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Contrata con Diego de Robles. 1583. ARCM, signatura 5083/2. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

La contrata que se acuerda en 1583 con Diego de Robles, vecino de Madrid, para suministrar la clavazón que fuera necesaria durante las obras del “teatro de las comedias en la calle del Príncipe” es un buen ejemplo de esta increíble labor documental, ya que permite conocer aspectos tan diferentes como los tipos de clavos que se utilizaban a finales del siglo XVI -virotes, de chilla mayor, chillones o de media chilla-, sus precios -importante indicador de la economía de la época- o el pésimo nivel educativo de las clases trabajadoras, pues el contrato ha de firmarlo el Maestro Mayor de las obras del teatro porque Diego no sabe escribir.

Alquiler de celosías. 1637. ARCM, signatura 5083/18. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Alquiler de celosías. 1637. ARCM, signatura 5083/18. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Igual de atractiva resulta la carta de pago de 1637 en la que los administradores de los corrales de la Cruz y del Príncipe dan fe de haber recibido de Jerónimo de Villanueva la cantidad de 600 ducados por el arrendamiento de tres celosías durante el período comprendido entre las festividades de San Juan de 1636 y 1637. El pago se realiza ante un escribano público y tres testigos, uno de los cuales es el administrador de los hospitales General, de la Pasión y de Convalecientes, prueba de la labor asistencial que subyace en la actividad teatral madrileña, pero también de la importancia de documentar este pago para evitar que quien lo recibía negara que éste se había realizado.

Ofrece este documento otro aspecto de gran interés. Las celosías se alquilan “de orden de Su Majestad”, expresión que, junto a la importante posición que Villanueva ocupa en ese momento, induce a pensar que estos palcos y aposentos privados se arrendaron para uso del Rey Felipe IV o su familia, dada la gran afición al teatro de este monarca y la necesidad de que personajes de tan alto rango quedaran ocultos de la vista del público general que asistía a las representaciones teatrales.

Personal del Coliseo de los Caños del Peral. Siglo XVIII. ARCM, signatura 5086/11 . Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Personal del Coliseo de los Caños del Peral. Siglo XVIII. ARCM, signatura 5086/11 . Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

El siglo XVIII sorprende a la villa con la llegada de un nuevo rey aficionado a la ópera y representaciones “a la italiana”, producto de lo cual surge el Coliseo de los Caños del Peral, origen del actual Teatro Real de Madrid. La lectura de las contratas de personal que realiza la Real Junta de Hospitales en el último cuarto de este siglo es la ocasión perfecta para conocer la diversidad de personas que trabajaban en el Coliseo y los sueldos que percibían por su trabajo. Bufos, damas, medio carácter, grotescos, bailarines, figurantes, músicos, apuntadores, sobresalientes, acomodadores, traductores, peluqueros, sastres, abridores de palcos…transitan por estos documentos, ofreciendo no sólo una visión de la compleja organización de una representación de estas características, sino también la posibilidad de conocer oficios ya desaparecidos, como el de “celador de la puerta del café junto a la cazuela”, cuya función era impedir el paso de hombres a una zona del teatro reservada a las mujeres.

Estos documentos forman parte del Fondo Diputación Provincial de Madrid, institución que, tras su creación a principios del siglo XIX, asume y desarrolla las competencias en materia de beneficencia y asistencia social a los más necesitados de la Región madrileña, como consecuencia de lo cual recibe los documentos de las instituciones que, bajo la gestión de entidades religiosas o de particulares, habían desempeñado esta importante labor en los siglos precedentes. Tras la creación de la Comunidad de Madrid en 1983, la nueva entidad asume las competencias de la Diputación Provincial y, con ello, también sus documentos, razón por la que estos documentos teatrales se conservan hoy en día en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Reglamento de espectáculos públicos. 1913. ARCM, signatura 17348/3098. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Reglamento de espectáculos públicos. 1913. ARCM, signatura 17348/3098. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Los siglos XIX y XX suponen la consolidación y crecimiento exponencial del teatro madrileño. Los corrales de antaño dejan paso a nuevos y grandes escenarios, gestionados por organismos municipales y empresarios particulares, en los que la afluencia masiva de espectadores obliga a reglamentar algunos aspectos relacionados con la salud pública. Así lo recoge el Reglamento de 1913 sobre espectáculos públicos, donde se establece como obligatorio que los teatros dispongan de escupideras y anuncios prohibitivos de escupir en el suelo; lavabos y retretes higiénicos; esponjas en el despacho de billetes para hojearlos; botiquines tan surtidos como lo requiriese el espectáculo; servicio médico; limpieza del polvo con máquinas apropiadas; o inmunización de las pelucas y trajes de punto al cambiar el artista. Reglamento que, curiosamente, forma parte de un expediente de denuncia de un vecino contra la Sociedad del Baile que se puede consultar en el Fondo Municipal de Villamanta, prueba, una vez más, de la extraordinaria importancia que tienen los documentos de los pequeños municipios madrileños que se conservan en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid en concepto de depósito, fruto de las subvenciones que la Comunidad de Madrid concede anualmente a los ayuntamientos de la Región con el fin de proteger su patrimonio documental.

La censura golpea duramente el teatro del siglo XX, especialmente durante la época franquista, hasta que la llegada de la Transición inicia una nueva senda de libertad artística y de expresión. Los dictámenes censores que se realizan durante los primeros años de la democracia son un buen reflejo de cómo las estrictas condiciones de décadas anteriores dejan paso a una tímida apertura, reflejo de la época en que se encuadran. Dictámenes que forman parte de los documentos de la Delegación Provincial del Ministerio de Información y Turismo que se conservan en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid como resultado del traspaso de competencias en esta materia que se realiza desde el Estado a esta comunidad a partir de su constitución en 1983.

Dictámenes censores. 1974-1980. ARCM, signatura 27054. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Dictámenes censores. 1974-1980. ARCM, signatura 27054. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

La importancia de estos dictámenes hace difícil destacar unos sobre otros, pero, resultan de gran interés los que se emiten de forma previa al estreno de dos obras teatrales que, entre 1975-1976, rompieron con los cánones establecidos: “Equus”, de Peter Shaffer y “¿Por qué corres, Ulises?”, de Antonio Gala. El censor de “Equus” recomienda que la escena en que los actores –Mª José Goyanes y Juan Ribó- actúan desnudos, se realice procurando que el personaje masculino permanezca el mínimo tiempo posible en esta situación. Flexibilidad que contrasta con la severidad del censor de “¿Por qué corres, Ulises?”, pues condiciona la realización de la representación a que, en ningún momento o situación escénica, el personaje interpretado por Victoria Vera permanezca con los senos al desnudo, debiendo adaptarse la escena de forma estricta a las acotaciones del libreto realizadas por la Junta de Censura Teatral. A pesar de este dictamen, la actriz se desnudó durante la representación, lo que causó gran polémica y el enfado de parte del público, lo que no fue impedimento para que esta obra –al igual que “Equus”- obtuviera un gran éxito de crítica y de taquilla.

Este breve recorrido documental es apenas un aperitivo de lo que el interesado en esta materia puede consultar en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, a quien bien podría aplicarse la famosa frase de la canción de La Lupe “Teatro, lo tuyo es puro teatro”, dado que los documentos que se conservan en él, con la miríada de aspectos y matices que presentan y el carácter poliédrico de todos ellos, resultan una fuente de estudio imprescindible para conocer la historia del teatro durante los últimos cuatro siglos, pero también la de las instituciones asistenciales que se encuentran en el origen de las tablas madrileñas.

 

DATOS DE LOS DOCUMENTOS
Fondo Diputación Provincial de Madrid, Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, signaturas 5083/2, 5083/18 y 5086/11.
Fondo Municipal de Villamanta, Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, signatura 17348/3098.
Fondo Delegación Provincial del Ministerio de Información y Turismo, Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, signatura 27054.

 

 

*Imagen de portada: Composición de documentos sobre el Teatro realizada con fondos del Archivo Regional de Madrid.


Artículo facilitado por: Archivo Regional de la Comunidad de Madrid

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