En el año 2018, la Biblioteca Regional de Madrid adquirió un ejemplar del cartel anunciador de la que, hasta el momento, es la última corrida regia celebrada con motivo de una boda real. Se trata de una litografía estampada en varios colores sobre seda blanca, de 67 x 46 cm, testimonio de uno de los principales acontecimientos del momento.
El compromiso, el enlace y las fiestas reales
A principios del año 1906 se hizo público el compromiso del rey don Alfonso XIII (1886-1941) con la princesa Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969), una de las nietas de la reina Victoria del Reino Unido. Ambos jóvenes se habían conocido en Londres unos meses antes, durante un viaje del rey a Inglaterra en junio de 1905.
Anunciada la noticia, de inmediato comenzaron los preparativos para el enlace y la programación de las celebraciones oficiales. La prensa de la época se hizo eco de los numerosos proyectos y festejos que las distintas administraciones y los más diversos colectivos iban anunciando, como, por ejemplo, la decoración de calles, palacios y monumentos, la batalla de flores en el parque de Madrid [El Retiro], la fiesta musical de orfeones y agrupaciones regionales, la revista militar en el Campamento de Carabanchel o la corrida regia. Según el avance del programa presentado por el Ministerio de la Gobernación a principios del mes de mayo, los actos y celebraciones oficiales comenzarían el día 29 de mayo y terminarían la noche del 8 de junio (El Heraldo de Madrid, 04/05/1906).
Concluidos a tiempo los preparativos, el enlace se celebró el día 31 de mayo en la iglesia de San Jerónimo el Real. Después de la ceremonia, en el trayecto hacia el palacio por las calles de Madrid, un anarquista lanzó sobre la comitiva una bomba envuelta en un ramo de flores. La carroza real quedó destrozada y, si bien los recién casados salieron ilesos, el atentado produjo algo más de veinticinco muertos y numerosos heridos (las cifras varían según las fuentes). Ante esta desgraciada circunstancia, se cancelaron o transformaron parte de los actos programados para ese día y el siguiente, pero se mantuvieron la mayoría de los previstos para las fechas posteriores, entre ellos, la corrida de toros regia, que se celebró el día 2 de junio de 1906 en la Plaza de Toros de la Fuente del Berro de Madrid, hoy en día desaparecida.
Lazo azul cuyos giros y volutas cruzan la composición conformando el mensaje “viva la Reina”, detalle del cartel de la corrida regia de 1906 (Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina, Mg.IV/29)
La organización de la corrida regia
A finales del mes de abril, el Gobierno acordó celebrar y sufragar parte de los gastos de una corrida regia, cuya organización correría a cargo de la Diputación Provincial de Madrid. Desde ese momento, aunque no sin polémica, se pensó en una corrida de toros de convite con caballeros en plaza. La responsabilidad de los preparativos recayó, fundamentalmente, sobre el conde de Romanones, ministro de la Gobernación, y sobre Benito Moreno, presidente interino de la Diputación, a quien se le encomendó, entre otras cosas, la tarea de designar a los diputados provinciales que habían de formar la Comisión organizadora de la corrida regia.
Desde un principio, el ministro de la Gobernación manifestó el propósito de que la corrida tuviera “el mayor aparato posible”, de que se lidiaran toros de renombradas ganaderías y de que los diestros fueran los más destacados del momento, en concreto, se pensó en Algabeño, Machaquito, Bombita y Regatero, “este último en atención a ser diestro madrileño” (La Correspondencia de España, 30/04/1906). Con estas premisas, dentro del programa oficial de festejos se reservó el día 4 de junio para la realización del espectáculo taurino.
De nuevo, la prensa fue informando de los pasos y dificultades que tuvo la organización de la corrida regia. Casi de inmediato, los toreros Bombita y Machaquito manifestaron que el día previsto para la corrida ya tenían compromisos profesionales, por lo que fue necesario adelantar la fecha al 2 de junio (La Época, 07/05/1906). Otro problema a afrontar fue el de las exigencias económicas de ganaderos y diestros. Entre los primeros, algunos solicitaban un “doble precio por sus toros” y, entre los segundos, “hay quien pide por su trabajo una cantidad fabulosa, que ha servido de tipo de contratación a los demás” (El Heraldo de Madrid, 15/05/1906; El Imparcial, 19/05/1906). No obstante, la principal dificultad y motivo de disgustos fue la distribución y el reparto de los billetes para asistir a la corrida.
Todavía el día 31 de mayo, a solo dos días del festejo, el diario La Correspondencia de España informaba de que la corrida regia aún no estaba “definitivamente organizada”, de que la confección del programa se había visto retrasada y de que el reparto de los billetes tampoco era definitivo, dado que su distribución había “dado motivo a muchas reclamaciones”, habiendo sido imposible “poder satisfacer a las muchas peticiones que diariamente recibe [el conde de Romanones] de centros oficiales que no habían sido atendidos en la proporción a que sus representantes se creen tener derecho”.
El cartel anunciador
Una de las tareas a organizar era la de la confección del cartel anunciador de la corrida. Muy pronto se decidió encargar el modelo al célebre escultor Mariano Benlliure (1862-1947), artista que ya contaba con una importante experiencia como cartelista taurino, iniciada en 1897 con el anuncio para la Corrida de Beneficencia de ese año en Madrid (Enseñat Benlliure, 2007, p. 19).
Gracias a la prensa sabemos que, hacia el 8 de mayo, Benlliure recibió el encargo de realizar el boceto (ABC, 08/05/1906) y que, en poco más de diez días, la obra estaba ya muy avanzada: “El cartel lo está pintando el eminente artista Mariano Benlliure y tenemos de él las mejores referencias. Figura el palco regio en el momento en que el Rey está saludando al público” (Diario oficial de avisos de Madrid, 19/05/1906). No obstante, el envío del modelo al establecimiento litográfico para su impresión todavía se retrasó algún tiempo debido, fundamentalmente, a que no se podía terminar de concretar el nombre de los espadas participantes en la lidia. Así, según La Correspondencia de España del día 20 de mayo: “Hoy no se ha podido mandar aún al dibujante el cartel de la corrida real, porque hay torero que se niega en absoluto a trabajar si, además de su crecido sueldo, no se le entregan 100 localidades, como si la burocracia imperante hubiera dejado alguna disponible a la Diputación provincial”. El asunto, al parecer, quedó arreglado con cierta rapidez: “Los espadas tendrán billetes, aunque no tantos como ellos deseaban” (El Liberal, 22/05/1906). Por fin, el día 23 mayo los periódicos publicaban la composición ‘definitiva’ del programa para la corrida regia y, tan solo tres días más tarde, los carteles anunciadores ya habían sido tirados en el taller del Sr. Mateu (ABC, 23/05/1906; El Imparcial, 26/05/1906).
En efecto, tanto los billetes para la corrida, dibujados por Agustín Lhardy, como los ejemplares del cartel de Benlliure fueron litografiados y tirados en la Litografía Mateu, un prestigioso establecimiento madrileño con talleres en el paseo del Prado y despacho central en la calle Barquillo. Esta casa, regentada desde 1900 por los Hermanos Mateu, ya se había encargado de estampar el anuncio de la anterior corrida real, celebrada en 1902 con motivo de la mayoría de edad de Alfonso XIII.
Los carteles, tal y como era habitual en las corridas extraordinarias, fueron tirados sobre papel y sobre seda. Excepcional, en cambio, fue el hecho de que se imprimieran a todo color, ya que esto suponía una mayor dificultad técnica y el encarecimiento del trabajo. Cada color requería ser trabajado en una piedra o matriz diferente, jugando con los efectos producidos por la yuxtaposición y superposición de colores, así como por las diversas formas de aplicar y trabajar las tintas. La complejidad del trabajo hacía necesaria la intervención de un dibujante litógrafo, artista capaz de interpretar y trasladar sobre las diferentes matrices el modelo de la composición. La impresión sobre seda complicaba algo más el proceso, ya que en el resultado final había que tener en cuenta el efecto de la trama del tejido.
Por fortuna, conocemos el nombre del dibujante litógrafo que intervino en este trabajo, ya que su firma figura en la zona inferior derecha del cartel, en donde se puede leer: “A. Ángel lit.º”.
Las tres menciones de responsabilidad que aparecen en la zona inferior del cartel de la corrida regia de 1906 (Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina, Mg.IV/29)
El dibujante litógrafo: Antonio de Ángel Alcoy
En 1906, tal como atestigua el cartel de la corrida regia, Antonio de Ángel Alcoy (ca. 1863-1925) trabajaba para la prestigiosa Litografía Mateu de Madrid. Una década más tarde ya se había establecido por su cuenta, a la cabeza de un establecimiento conocido como “Imprenta y Litografía Artística A. de Ángel Alcoy (S. en C.)”, situado en la Calle Atocha n.º 30 de Madrid. Los testimonios dispersos en los periódicos de la época se refieren a él como ‘artista’ o ‘artista litógrafo’, y nos informan someramente sobre algunas de las publicaciones que salieron de su imprenta, sobre su participación en la Junta del Comité del distrito del Congreso del Partido Reformista (años 1915, 1916 y 1917) y, de forma indirecta, sobre su relación con numerosos dibujantes y artistas de la época. Años más tarde, es también la prensa la que nos revela que el día 15 de septiembre de 1925, a la edad de sesenta y dos años y aquejado de una enfermedad crónica, el artista “puso fin a su vida, disparándose un tiro en la cabeza” (El Heraldo de Madrid, 15/09/1925; La Correspondencia militar, 16/09/1925).
A lo largo de su carrera profesional Antonio de Ángel Alcoy trabajó en la confección e impresión de numerosas obras. La que le proporcionó mayor renombre fue, sin duda, la edición ilustrada de la novela Rinconete y Cortadillo, realizada en 1916 por encargo del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Un libro que, según las reseñas coetáneas, “apreciarán en todo su valor los bibliófilos y cervantistas por el lujo y gran cantidad de arte de que está saturado” (La Acción, 29/04/1916). El éxito obtenido por este trabajo dio lugar a que, en mayo de ese mismo año, varios artistas y amigos homenajearan al litógrafo-impresor con un almuerzo celebrado en el restaurante Reina Victoria de Madrid. Con tal ocasión, la prensa publicó su retrato fotográfico, de manera que, afortunadamente, hoy podemos conocer sus rasgos (Mundo gráfico, 10/5/1916).
Otros documentos sobre la corrida regia
Como epílogo, mencionar que en la Biblioteca Regional de Madrid se conservan, además del cartel, una entrada y varias postales fotográficas de la corrida regia. Todos estos documentos son legado de un momento histórico marcado por el entusiasmo suscitado por la boda de un rey que acababa de cumplir los veinte años, por la amargura debida al mortal atentado anarquista y, en definitiva, por la esperanza e incertidumbre que nacía con el nuevo siglo.
Cartel sobre seda de la corrida regia de 1906, celebrada con motivo del enlace del rey Alfonso XIII con la princesa Victoria Eugenia de Battenberg, ejemplar sobre seda conservado en la Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina (Mg.IV/29)
DATOS DEL DOCUMENTO
Corrida regia con motivo del enlace de S. M. el rey don Alfonso XIII, con S. A. R. la princesa Victoria Eugenia de Battenberg: [cartel], 1906 Signatura Mg.IV/29 Biblioteca Regional de Madrid “Joaquín Leguina” Consulta el documento original en línea: (haz click aquí)
BIBLIOGRAFÍA
Las noticias de la prensa de la época citadas en el texto han sido localizadas mediante la consulta de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España y del Archivo ABC. Otros textos consultados son:
- Enseñat Benlliure, L. “Marià Benlliure i la fira taurina. Mariano Benlliure y la feria taurina”. En: Mariano Benlliure i la fira taurina [catálogo de exposición]. [Valencia]: Generalitat Valenciana, Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana, 2007, pp. 11-36. Disponible en: (haz click aquí)
- Maurou, P., y Broquelet, A. Tratado completo del arte litográfico. Traducido por Ch. Lacassin. París: Garnier Hermanos, [ca. 1907].
Imagen de portada: Los monarcas saludando al público desde el palco real de la Plaza de Toros, detalle del cartel de la corrida regia de 1906 (Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina, Mg.IV/29)
Beatriz Belinda Yúfera Rodríguez
Jefa de la Sección de Materiales Especiales de la Biblioteca Regional de Madrid
Licenciada en Geografía e Historia (Historia Medieval) y Documentación, por la Universidad Complutense de Madrid, es jefa de la Sección de Materiales Especiales de la Biblioteca Regional de Madrid, desde 2007. Anteriormente, trabajó en la Biblioteca Pública Retiro Elena Fortún, el Centro de Documentación de la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid y la Biblioteca Nacional de España, en el Gabinete de Cartografía y en la Sección de Manuscritos, Raros e Incunables. Ha colaborado en varias publicaciones como los Catálogos de Villancicos y Oratorios en la BNE, S. XVI-XVII, S. XVIII-XIX, Catálogo de las piezas de Teatro que se conservan en el Gabinete de Manuscritos de la BNE, tomo III, Los Reyes Bibliófilos (Europalia85), Leyendo Madrid: cien años de Bibliotecas Públicas o Carteles Vinfer, Colección Fernández Ardavín, títulos, estos dos últimos, de los catálogos de las exposiciones del mismo nombre de las que ha sido comisaria.
Marta Presa Cuesta
Responsable del Negociado de Cartoteca y Bellas Artes de la Biblioteca Regional de Madrid
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 2019 es responsable del Negociado de Cartoteca y Bellas Artes de la Biblioteca Regional de Madrid, institución en la que ha venido desarrollando su labor profesional de 2009.
Artículo editado por: Inmaculada López