Tenemos el gusto de entrevistar a Tatiana Duplat Ayala, historiadora de la Pontificia Universidad Javeriana, galardonada con el Premio Nacional Otto de Greiff a Mejores Trabajos de Grado en su primera versión. Se formó como Doctora en Historia egresada del Programa de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada. Cuenta con amplia experiencia en el diseño e implementación de proyectos nacionales, en el marco de procesos de cambio social y construcción de paz en Colombia.
Dentro de su experiencia profesional se destaca la Dirección de Señal Memoria de RTVC. También laboró en diversos roles importantes en entidades públicas y privadas como: Asesora del Ministerio de Cultura, Socia fundadora y Directora de proyectos de la firma Caracola Consultores, Gerente de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá – BibloRed y recientemente Directora de Contenidos de la Alcaldía Mayor de Bogotá.
Sin mas preambulos… iniciamos esta entrevista, destacando la siguiente introducción…
En el 2015 Paula Arenas me propuso ser la directora de Señal Memoria de RTVC. Un proyecto bellísimo que busca rescatar y digitalizar y poner a disposición del público las cintas y soportes donde quedaron grabaciones de la historia de la radio y la TV desde mediados del siglo XX. Cuando Paula me contó de qué se trataba yo inmediatamente pensé como historiadora, esto es un archivo, pensé, y no es cualquier archivo, es un archivo patrimonial. En ese cargo orienté la creación del archivo histórico de la radio y de la televisión pública, una gran plataforma donde la gente puede acceder a las imágenes y los sonidos de la historia de la radio y la TV pública colombiana. El Espectador (2019)
[Archivoz] La Historia y los Archivos, son amigos inseparables; Sin embargo ¿Cuéntanos en breve, el cómo llegaste a interesarte por los Archivos a partir de tu profesión como Historiadora?
(TD)Desde el primer momento como estudiante de Historia, en 1992, entré en contacto con los archivos. Recuerdo bien que a los pocos días de iniciar mi primer semestre nos llevaron a conocer el archivo nacional que en ese momento estaba alojado en la Biblioteca Nacional de Colombia en el último piso. Entramos ahí conscientes de que era una experiencia extraordinaria, nos dieron tapabocas y guantes y nos permitieron ver libros y documentos muy antiguos que ahí se preservaban. La persona que conducía la actividad nos dijo: mírenlos bien porque ustedes serán los últimos en tener contacto directo con estos documentos, a partir de la próxima semana se van para la nueva sede de la Archivo General de la Nación y solo se podrá acceder a ellos a través del micro filme. Efectivamente así fue, a las pocas semanas estaban inaugurando el icónico edificio diseñado y construido por el maestro Rogelio Salmona.
A partir de ese momento la práctica universitaria se trasladó allí. Nuestra tarea era revisar un conjunto de documentos que conformaran una serie y, a parir de allí, escribir un ensayo histórico mientras que recibíamos clases de paleografía para poder descifrar la escritura. La primera semana fue muy emocionante, estar en ese edificio bello y de una vez ejerciendo algo de lo que sería nuestro oficio el resto de la vida era un lujo. Sin embargo, mi felicidad no duró mucho tiempo. A las pocas sesiones el frío y la humedad del edificio nuevo me tenía desesperada y mi poca habilidad para la paleografía no me permitía avanzar rápidamente. Además, me había correspondido revisar unos documentos del siglo XIX que registraban los trámites aduaneros para la importación de un lote de telas provenientes de Mahón.
Se trataba de una relación interminable de ítems con cifras y unidades de medidas y me resultó extremadamente difícil lograr alguna interpretación que fuera interesante para mí, al menos. La experiencia no estaba siendo muy grata, imaginé que así transcurriría el resto de mi vida profesional y muy angustiada busqué a la profesora para decirle que tal vez me había equivocado de carrera. Ella me preguntó por mis intereses, se rió afablemente y me dijo, no estás equivocada de carrera, tal vez necesitas cambiar de siglo y de temática.
Fue así como decidí instalarme para siempre en la historia del siglo XX. Esto significó que, de ahí en adelante, mi trabajo de archivo se desarrolló en la hemeroteca de la Biblioteca Luis Ángel Arango, un lugar cálido y luminoso en el que siempre me sentí a gusto, recuerdo que llegaba temprano en la mañana y por la noche era la última en salir de ahí. Pasé el resto de la carrera leyendo periódicos y revistas y fui completamente feliz.
[Archivoz] ¿Que experiencias de aprendizaje profesional lograste, al participar en el proyecto de Señal Memoria de RTVC?
(TD) Señal Memoria nació como un proyecto de la Radio Televisión Nacional de Colombia RTVC y poco a poco se ha ido convirtiendo en un programa permanente, cada vez con mayor estabilidad institucional. Se trata de un esfuerzo enorme por preservar el archivo audiovisual y sonoro que registra la historia de la radio y la televisión pública colombiana desde 1940. Tuve el privilegio de diseñar el proyecto y echarlo andar, así que desde el principio lo imaginé como un archivo de carácter patrimonial, pues las grabaciones que allí se encuentran son piezas únicas e irrepetibles que constituyen testimonios invaluables para reconstruir la historia del siglo XX y lo que va del XXI. Acercarme al mundo de los archivos audiovisuales y sonoros me dejó lecciones enormes sobre la fragilidad de la memoria que se guarda en estos soportes.
Resultó sorprendente para mi entender que, aunque nunca antes en la historia de la humanidad habíamos podido compilar tal volumen de información, también es cierto que nunca antes la información había sido tan vulnerable, sobre todo la que nace y se reproduce en soportes digitales. Los retos que plantean los archivos audiovisuales y sonoros nativos digitales son muchos y enormes, en primer lugar, está encontrar un soporte seguro que permita almacenar grandes volúmenes de información durante largos períodos de tiempo. Las personas creen que su información está segura en los discos duros y luego se aterran cuando se dan cuenta que perdieron las fotos familiares porque el dispositivo un buen día dejó de funcionar. En segundo lugar, está el reto de gestionar este volumen enorme de información que además se multiplica con una facilidad increíble. Las abuelas se ríen de nosotros cuando nos preguntan por una foto tomada tres meses atrás y nos ven haciendo malabares para encontrarla entre miles en el caos de nuestros teléfonos celulares.
Ellas, tranquilamente van a la biblioteca de la casa y sacan el álbum y ya, ahí están las fotos que han guardado durante décadas y muchas veces están identificadas con nombres y fechas, así que saben perfectamente a qué momento y personaje se refiere su fotografía. Nosotros, muy digitales y de vanguardia, no logramos hacer eso ni siquiera con nuestras fotos personales, ni qué decir de los archivos audiovisuales y sonoros institucionales. El volumen, la forma y la velocidad con la que nace y se reproduce esta información plantea desafíos que aún no han sido asumidos con la responsabilidad que se requiere por parte de los estados y gobiernos, y el precio que vamos a pagar es la pérdida de la memoria colectiva y la debilitación del conocimiento histórico.
Por eso son tan importantes estos archivos y siento que aún no se comprende del todo la urgencia de preservar de manera sistemática esta información. Es difícil explicar a un administrador que es más vulnerable una grabación realizada hace 5 años en un dispositivo digital, que un documento oficial escrito e impreso sobre papel bond en los años 80.
[Archivoz] Tatiana, ¿Por qué los archivos son tan vulnerables para nuestra sociedad actual, a la hora de buscar la verdad e información relevante, en aras de reparar a las víctimas que pasaron por un conflicto armado?
(TD) Los archivos contemporáneos que registran el conflicto armado colombiano son vulnerables en varios sentidos. En primer lugar, porque muchos de ellos no están conservados ni preservados en condiciones técnicas que aseguren su supervivencia a largo plazo. Por otra parte, y, a pesar de los esfuerzos de las mismas comunidades y de algunas instituciones, hace falta registrar y sistematizar los relatos orales de las comunidades que han sufrido mayormente esta violencia. Se trata de comunidades rurales cuyos sistemas de transmisión de conocimiento y memoria son fundamentalmente orales, más que escritos, y esto plantea además una angustiosa carrera contra el tiempo, pues después de más de 5 décadas de conflicto armado, muchos de los sobrevivientes empiezan a morir de viejos y son ellos quienes guardan información valiosa que luego permitirá reconstruir la historia de la violencia y de la paz en Colombia.
Otra razón de la vulnerabilidad de estos archivos, tiene que ver con el mismo conflicto armado, por su puesto. Los personajes que protagonizaron o propiciaron estos hechos de violencia aún están vivos y muchos de ellos viven en la impunidad, así que estos archivos se convierten en piezas claves dentro del sistema de verdad, justicia, reparación y construcción de garantías de no repetición y, a la vez, en blanco de amenazas que atentan contra la integridad de los documentos y ponen en peligro la vida de quienes los custodian.
[Archivoz] ¿Descríbenos en detalle, algunos proyectos en que hayas combinado la historia y los archivos?
(TD) Hice una investigación sobre cómo la historia de la música Salsa reflejaba procesos de urbanización y migración en América Latina. Fue mi trabajo de pregrado, lo hice hace muchos años y aún lo recuerdo como una experiencia muy grata. El trabajo ganó el Premio Nacional a Mejores trabajos de Grado por la forma innovadora y original de abordar las fuentes primarias que, en este caso, fueron los discos y la música grabada. Como en esa época, 1995, no había archivos oficiales que compilaran de manera sistemática esta información, mi trabajo consistió en identificar archivos que pertenecían a coleccionistas privados y sistematizar la información que iba recopilando para poder construir mi argumento.
Así fue como recorrí tiendas de discos usados, bares de salsa, clubes privados de gente que se reunía exclusivamente a oír, bailar y hablar de salsa. Hice una revisión exhaustiva de la prensa y también complementé con entrevistas a coleccionistas y a algunos artistas de grupos famosos, como la Orquesta Aragón. En este caso yo misma tuve que construir el archivo, para poder hacer la investigación, e incluí un capítulo donde reflexionaba sobre la importancia de sistematizar este tipo de fuentes para reconstruir la historia de la cultura en el siglo XX.
También recuerdo, de manera muy grata, un ensayo que escribí sobre cómo la tira cómica de Lorenzo y Pepita (Blondie) expresaba el momento de la Gran Depresión y el surgimiento de la clase media durante la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos. Para escribir este ensayo revise uno a uno el periódico El Tiempo que publicó durante décadas esta historieta.
Por último, podría mencionarte mi libro: Paz en la Guerra, Democracia y reconciliación en el Alto Ariari, publicado el año pasado por la Editorial Siglo del Hombre, pero basado en mi tesis de doctorado que fue escrita entre los años 2001 y 2003. Es una investigación sobre el proceso de reconciliación llevado a cabo por dos pequeñas poblaciones colombianas que, durante décadas, se vieron inmersas en la guerra. En este caso, utilicé el archivo del periódico El Tiempo que para ese entonces ya se encontraba digitalizado en su totalidad y disponible por Internet.
Combiné la revisión de prensa con la entrevista a profundidad a los protagonistas de esta experiencia y así pude hacer la investigación aun a pesar de que en el territorio aún se vivía un ambiente de confrontación entre los grupos armados.Casi 20 años después de haber hecho esa investigación pude regresar a esa región y ver lo que había ocurrido con el proceso de reconciliación, increíblemente volví a encontrar a los protagonistas y pude entrevistarlos de nuevo, así que pude contrastar las entrevistas que había realizado 20 años atrás u que conservaba en mi archivo personal, con sus relatos actuales.
[Archivoz] ¿Qué Significado tiene para ti, a nivel personal y profesional la siguiente frase?
«Me gusta tanto la gente que nunca pude sentirme bien en el archivo, cuna del historiador y lugar donde ejerce su disciplina, y salí siempre a buscar a las personas». El Espectador (2019)
(TD) Yo utilizo con frecuencia esta frase para explicarle a la gente que, aunque soy historiadora de profesión, no ejerzo el oficio del historiador, por lo menos no de la manera más común que es utilizar fuentes primarias escritas para generar investigaciones académicas. Mi personalidad y mi forma de trabajar me han llevaron a recurrir a las fuentes orales y a fuentes no convencionales como las audiovisuales y sonoras, para producir relatos, o para orientar a otros en la producción de sus propios relatos.
La vida misma me acercó más a la etnografía y a la comunicación que a la historiografía, así que yo no soy una investigadora académica, solo utilizo parte de la metodología de la investigación histórica para producir relatos sonoros, audiovisuales o crónicas de divulgación masiva. Recurro a la disciplina histórica para analizar la realidad que luego convierto relato, más que para producir nuevo conocimiento histórico.
[Archivoz] Si tuvieras la oportunidad de escribir un libro en que combinaras los temas: Archivos, Sociedad, Historia y Paz; ¿qué título le pondrías y por qué?
(TD) Se llamaría: Reconstruir la historia en clave de paz. Sería un libro centrado en cómo cambiar la mirada sobre los archivos y la documentación, de tal forma de poder escribir la historia de la paz en sociedades divididas. La pregunta sería: Cómo reconstruir una historia que nos permita reconocer experiencias de construcción de paz y cuál sería el papel de los archivos en este propósito. La historia se ha escrito siempre en clave de violencia y se han privilegiado aquellas fuentes que permiten reconstruir estos períodos de violencia, de esta manera se han invisibilizado otros momentos y personajes que han construido relaciones basadas en la cooperación y en la solidaridad, este libro propondría ese cambio de paradigma desde la misma gestión de los archivos.
[Archivoz] Actualmente, ¿Cuál es tu punto de vista frente al futuro de los archivos y el acceso a las tecnologías de información, conviviendo con la pandemia Covid 19?
(TD) No veo cómo el Covid-19 podría afectar el futuro de los archivos. Este sector ha interiorizado desde siempre la importancia de las medidas de autocuidado y los protocolos de bioseguridad. Hay una consciencia arraigada sobre del riego biológico entre quienes gestionan los archivos. Por otra parte, los procesos de digitalización que ya son extendidos en este sector permiten a los usuarios acceder remotamente a esta información. Tal vez un efecto del Covid-19 sería acelerar y fortalecer estos procesos de digitalización y sistematización para ofrecer el acceso remoto y seguro a los usuarios.
[Archivoz] ¿Mencionanos en breve algunas anécdotas que te hayan marcado a la hora de trabajar en proyectos vinculados a los archivos, memoria histórica, y patrimonio cultural?
(TD) Hace unos años participé en el proceso de restauración de una película de los años 80 que permanecía conservada en el archivo fílmico, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. La película hace parte de la serie Yuruparí dirigida por la antropóloga Gloria Triana y narra la historia de una comunidad indígena de las selvas del Guainía en Colombia. Restaurar una película que tiene cerca de 40 años implica un proceso costoso, especializado y sofisticado que busca devolver las cualidades de luz, color y sonido originales de la obra. Después de varios años de trabajo, cuando la película estuvo restaurada, junto al equipo de Proimagenes, la institución que había financiado el proyecto, decidimos ir hasta dónde está esa comunidad y exhibir allí la película.
¡Qué increíble experiencia!, resulta que todos allí recordaban a Gloria Triana cuando fue a rodar la película, pero nadie en esa comunidad la había visto nunca, pues allí aun hoy no hay luz eléctrica ni mucho menos señal de televisión o de Internet. En una panga, una canoa enorme de hierro, recorrimos 7 horas por el río para llevar la planta eléctrica y la pantalla con la que proyectamos la película. A penas se encendió la pantalla la gente emocionada empezó a aplaudir, a sonreír e incluso a llorar. Allí, en pantalla, estaban ellos mismos 40 años atrás, pero más emocionante aún, estaban sus amigos y familiares que ya habían fallecido y que no habían vuelto a ver ni siquiera en fotos. Ese día vi en acción el vínculo de la memoria que teje lazos entre la comunidad, su territorio, su pasado; pero, sobre todo, su futuro. La memoria y la historia no son otra cosa que la esperanza de los pueblos.
[Archivoz] Según esta frase «Sin archivos no hay memoria» ¿Lo estamos viviendo y aplicando en la actualidad?
(TD) Sin archivos puede haber memoria, de alguna manera la memoria prevalece y se transmite de generación en generación, el problema es que, al no ser un conocimiento muy elaborado, no resulta práctico a la hora de transformar realidades. Lo que no puede haber sin archivos es investigación histórica sistemática y rigurosa, y sin conocimiento histórico es muy difícil que una sociedad comprenda su presente y diseñe el futuro. Sería fatalista pensar que no hay archivos hoy en día, probablemente más que nunca hay esfuerzos por preservarlos, lo que ocurre es que se requiere muchos más recursos para poder responder a la velocidad y el volumen con que se genera la información y para saldar la deuda histórica con muchas colecciones y fondos que corren grave riesgo de desaparecer.
[Archivoz] ¿Cómo te sentiste en esta entrevista, para la Revista Archivoz querida Tatiana? ¿Se nos queda algo en el tintero?
(TD) Ha sido un placer responder a sus preguntas. Muchas gracias por la invitación.
Fuentes:
Elespectador (2019). Tatiana Duplat: «Soy de la tierra, tengo un vínculo con la montaña». Disponible en <<https://www.elespectador.com/noticias/cultura/tatiana-duplat-soy-de-la-tierra-tengo-un-vinculo-con-la-montana/>>